La banca pública brasileña, concentrada en Banco do Brasil y Caixa Económica Federal, ha iniciado un proceso de desmantelamiento que incluye cierre de oficinas y reducción de personal, obligada por la digitalización y un cambio de principios que pone en peligro su ya casi olvidada vocación social. Banco do Brasil, la mayor institución financiera, anunció un plan de despidos voluntarios con la intención de jubilar anticipadamente a 18.000 de sus 109.159 trabajadores.

EFE