Las expectativas para el séptimo juego de la Serie Mundial entre los Cachorros de Chicago y los Indios de Cleveland eran altas. Entre los dos llevaban 176 años de sequía del título más preciado del béisbol. La misma se extendía desde 1908 para los Cachorros y desde 1948 para los Indios.

Sin embargo, el enfrentamiento del pasado miércoles en la noche superó incluso las más locas previsiones. Los Cachorros vencieron en 10 entradas por 8-7 a los Indios en el decisivo séptimo partido de la Serie Mundial, que ganaron el cruce 4-3.

Fue un enfrentamiento épico con un final histórico de esos que se ven en las películas con un festejo contenido durante generaciones. Incluso llovió, para delicia de los guionistas de cine.

La cabra Billy
La victoria de los Cachorros puso fin a una de las maldiciones más famosas de la historia del deporte: la de la cabra Billy. La verdad la cabra se llamaba Murphy y su dueño era William «Billy» Sianis.

El 6 de octubre de 1945,   “Billy”, un inmigrante griego dueño de una taberna, quiso entrar con Murphy, su cabra mascota, al Wrigley Field, el estadio de los Cachorros. Sin embargo, por el mal olor del animal le negaron la entrada.

—¡Dejen entrar a Billy pero no a la cabra! —gritó P.K. Wrigley, dueño de los Cachorros de Chicago.
—¿Por qué no a la cabra? —Preguntó Sianis.
—Porque la cabra apesta —respondió Wrigley.

—¡Entonces los Cubs no volverán a ganar. Nunca más ganarán una Serie Mundial hasta que no se le permita la entrada a la cabra al Wrigley Field! —Lanzó su maldición el tabernero.
El incidente ocurrió previo al cuarto partido de la Serie Mundial entre los Tigres de Detroit y los Cachorros, que ganaban 2-1 la serie. Como no podía ser de otra manera, los Cachorros perdieron el partido, y días más tarde, la Serie Mundial.

El gato negro
El asunto del gato negro, animal que como ningún otro se asocia con la brujería, resulta especialmente cómico. El 9 de septiembre 1969 mientras el tercera base Ron Santo, toda una institución para los Cubs, esperaba posicionado su turno de bateo fue rodeado por un gato negro, cuyo origen no se pudo determinar.  En aquel momento los Cubs mantenían una exigua ventaja en el liderato de su división sobre los Mets que se acabarían alzando con el anillo.

Caso Bartman
El 14 de octubre de 2003, los Cachorros de Chicago se jugaban el pase a la Serie Mundial ante los Marlins de Florida.  Aquella noche Steve Bartman estaba excitado, había acudido junto a un amigo y la novia de éste, y hasta había reservado una habitación de hotel para celebrar después del partido, que para la prensa y la afición era segura clasificación de los cachorros para la Serie Mundial. Se llegaba con una ventaja 3-2 frente a los Florida Marlins, en un ambiente de máxima euforia

La jugada que Steve  evitó era un foul, con su equipo ganando 3-0, foul que se hubiese convertido en out si Moisés Alou hubiese atrapado la bola, lo cual tampoco puede asegurarse que hubiese acontecido. Tras esa jugada, los Marlins endosaron ocho carreras a los Cubs, con grave fallo de Alex González  y mediante las lamentables actuaciones en el montículo de Mark Prior y Kyle Farnsworth. Y además existió un séptimo partido, en el propio Wrigley Field, partido al que los locales llegaron por delante en el marcador a la quinta entrada, pero se volvieron a desinflar.
Un año después, en una extraña ceremonia, la pelota fue ejecutada públicamente y en cuestión de segundos una explosión, destrozó a la acusada de participar en un complot contra el equipo.

Factor Epstein
El gerente de operaciones, Theo Epstein, armó el primer equipo campeón de los Medias Rojas de Boston en 2004, tras 86 años, e hizo lo mismo para los Cachorros, que no ganaban en 108 temporadas rompiendo de esta manera con «La Maldición del Bambino» y «La Maldición de La Cabra».
Los expertos aseguran que tiene un puesto ganado en el salón de la fama.