El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó ayer en Oslo que la concesión del Nobel de la Paz, que recibirá hoy en el ayuntamiento de la capital noruega, fue «un regalo caído del cielo» y «un impulso tremendo» para las conversaciones con la guerrilla de las Farc.

«Vino como caído del cielo. Fue una gran ayuda para mí, los negociadores y para todo el pueblo colombiano», dijo Santos en una rueda de prensa en el Instituto Nobel. Santos resaltó que la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) era «un sueño imposible» hace apenas unos años y que el reto principal ahora es que el Estado coordine la implementación del acuerdo «lo antes posible».

«La garantía principal es el apoyo de los colombianos, y creo que este aumentará cuando vean los beneficios del acuerdo», afirmó Santos, «muy feliz y honrado» por un premio que recogerá en nombre de todos los colombianos, sobre todo las víctimas, como ha reiterado en varias ocasiones desde que fue distinguido hace dos meses.

Proceso
El ejecutivo colombiano llegó ayer a Oslo, capital de Noruega, sin la compañía de miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz que, alegando que no quería »crear problemas» al gobierno noruego. Sin embargo, los rebeldes »estarán aquí de corazón y espíritu», agregó Juan Manuel Santos, quien hace poco llegó a un acuerdo de paz con las FARC.

Santos asistirá hoy a la ceremonia en la que recibirá el Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a un conflicto de 52 años que ha dejado más de 200.000 muertos. El premio se le otorgó solo al mandatario y no al grupo rebelde, que sigue siendo considerado grupo terrorista por muchos países, entre ellos Estados Unidos.