Un salteado es la preparación perfecta para convertir lo que tenemos en el cajón de las verduras en la base de una comida o cena completas, improvisadas y muy apañadas. Pero, ¿En qué orden tenemos que añadir los ingredientes a la sartén? ¿Se pueden saltear todas las hortalizas? ¿De qué manera podemos añadir hidratos y proteínas al plato? ¿Hay que cortar los ingredientes de una manera concreta, o da lo mismo? Resolvemos todas estas dudas y algunas más en este escrito que Woody Allen hubiera titulado: «Todo lo que siempre quiso saber sobre el salteado y no se atrevió a preguntar».

La técnica
El salteado se llama precisamente así porque se hace realizando un movimiento de muñeca rápido de delante hacia atrás, con el que se consigue que los alimentos salten sobre sí mismos en la sartén y el calor se reparta de manera homogénea (algo especialmente importante cuando se trabaja con el fuego bastante fuerte). Es recomendable utilizar grasas que resistan bien las altas temperaturas y no se coman el sabor de las verduras, como aceite de girasol, de coco, de cacahuete o de oliva suave. La mantequilla solo funcionará si está clarificada (y más bien regular). Puede parecer difícil, pero con un poco de práctica y la ayuda de un tutorial en video es suficiente. No hace falta que empieces con la sartén tan llena, o seguramente acabarás con el sarten hecho un desastre por los excesos.

Las verduras
Es el momento de ocuparnos de las verdaderas protagonistas del salteado: las verduras. Ellas son las que deberían tener el mayor porcentaje sobre el total del plato, las proporciones irían alrededor del 45% de vegetales, el 30% de arroz etc, el 20% de proteína y el 5% de aderezo y las que le darán el toque dorado por fuera pero crujiente característico. Hay muchas hortalizas, frutos y todo tipo de vegetales comestibles invitados a esta fiesta: cebolla, zanahoria, nabo, chirivía, pimiento, calabacín, brócoli, remolacha, setas de todo tipo, judías verdes y tirabeques, soja germinada, puerro, espárragos trigueros o verdes, espinacas, hinojo, col o calabaza, entre muchísimos otros.

La proteína
Cualquier corte de carne o ave que quede jugoso con una cocción corta será perfecto para nuestro salteado. Podemos añadirle lomo o jamón de cerdo, contramuslo de pollo, pechuga del mismo o de pavo, o cualquier parte de la ternera que no pida ser estofada, siempre cortados en tiritas o dados pequeños.
Un huevo batido incorporado justo antes que la pasta o el arroz es una solución rica para conservarlo. Las gambas y el pescado también son aptos para saltear, siempre que tengamos en cuenta que se van a cocinar muy deprisa y se deben añadir casi  al final.

Aderezo
Los salteados son aderezables hasta donde nos alcance la imaginación. Curry en pasta, jengibre rallado, un toque final de aceite de oliva, cualquier guasacaca, leche de coco espesa o un toque picante ayudarán a darle a nuestro plato el toque definitivo.