Aplastado, destrozado y humillado, el Barcelona sufrió la peor derrota de los últimos cuatro años en su paso por la Liga de Campeones. Un 4-0 sin discusión ninguna a manos de un PSG lanzado y que le hizo trizas como no pudo imaginar ni en la peor de sus pesadillas, en el duelo de ida de los octavos de final.

Fue así una noche de gloria para los parisinos y de pesadilla para los españoles. Arrasó el monarca francés a un rival invisible que tuvo a su mejor jugador en Ter Stegen, el portero que salvó no menos de tres ocasiones mortales que podrían haber trasladado al marcador un resultado ya de epopeya.

Vale resaltar que esperando a Messi, el equipo de Luis Enrique fue un juguete roto ante la presión asfixiante de un oponente que peleó como si no existiera el mañana, empujado por una fanaticada entregada y comandado por un centro del campo que borró del mapa a los ‘peloteros’ azulgranas que, se suponía, tenían que dirigir el partido.

Evitaban una paliza
Messi contactó con el balón tres veces en toda la primera mitad, que acabó con 2-0 en un marcador que de no ser por el portero de los azulgranas, el resultado ya hubiera sido escandaloso.
En ese momento figuraron como puntales ofensivos de los franceses Ángel Di María quien había anotado en el minuto 18 y Julian Draxler con tanto en la fracción 40.

Huérfano Busquets de cualquier ayuda y perdido Iniesta, la apuesta de André Gomes se demostró un fiasco, puesto que el portugués ni dio ayuda en el ataque ni apareció en defensa, provocando un agujero por el que entró una y otra vez la segunda línea de un PSG soberbio.  Avisó en la previa Luis Enrique que esperaba a un rival acorde con la personalidad de Unai Emery.

Y el entrenador no decepcionó, ya que en el segundo tiempo apareció de nuevo Di María con el tercero al 55′ y Edinson Cavani con la sentencia al 71′. En el otro duelo de la tanda el Benfica superó por 1-0 al Dortmund, gracias a una definición concretada por Kostas Mitroglou para irse con la ventaja en la serie.