El ama de casa María Rondón es una de las tantas madres que hacen vida en la comunidad de Barrio Bolívar II, situada en Barcelona.

El día a día de ella, tanto de cada una de las 200 familias que habitan por el lugar, no es tan fácil como para quienes disfrutan normalmente de todos los servicios básicos.

Debido a las fallas que presentan con el suministro de agua potable, su tiempo de descanso se ha visto comprometido, pues se va a la cama un poco más tarde que el resto de sus familiares tratando de ver si consigue llenar algunos pipotes para al día siguiente poder cumplir con sus actividades cotidianas.

“Rara es la vez que disfrutamos del vital líquido un día completo, por eso hay que aprovechar cuando llega, para llenar todo”, expresó María con el cansancio notorio alrededor de sus ojos.

Su esposo, Nelson Cutano, es el dueño de una casita ubicada en la calle Sucre, que además, desde hace tres años funciona como su área de trabajo. Es mecánico.

En esa vivienda habitan unas ocho personas, dentro de las que se encuentra su hijo de siete años que, con mucho orgullo, quiere llegar a ser como su papá. Definido por él mismo como un «hombre de hierro».


Deterioro
La vialidad del sector no es de las mejores y, según el testimonio del hombre, es lo que hace que la mayoría de los carros de sus vecinos vayan a parar a su taller.

“Obviamente no es solo eso, pero es algo que también influye. Así que hay que sacarle provecho a todo”, dijo, como todo venezolano, riéndose de sus problemas. Agregó que a raíz de la falta de mantenimiento que tienen las tuberías, se han ido generando botes por todas partes, cosa que no ayuda mucho al estado de las carreteras.

Incertidumbre
La inseguridad es otro factor que no podía escapar. Por el lugar siempre roban. Aunque aseguran que la presencia policial es algo que nunca falla, los amigos de lo ajeno no se dejan intimidar por ellos y hacen de las suyas a plena luz del día. “Ahorita nada es seguro, en diciembre se iban a meter en una casa por aquí, pero no pudieron. Ahora tienen en salsa las baterías de los carros”, dijeron los esposos.

Peticiones
Ambos, al igual que el resto de los lugareños, esperan que esta vez sí sean tomados en cuenta y los beneficien, al menos, con la solución de algunos de sus tantos problemas que los vienen atormentando como sociedad. Todo esto para poder brindarle a los más pequeños un buen lugar para formarse.

Yusmely R. Tiapa