En Venezuela es normal que se considere al autismo como una enfermedad porque todavía falta mucha información para concienciar a la sociedad sobre el trato que deben recibir las personas que poseen esta condición. Las familias se esfuerzan en negarlo, por dos razones: la primera, poque es una condición para toda la vida, aunque según el tipo de abordaje médico y la evolución individualizada de una persona los diagnósticos varían; y segundo, para que la sociedad no les dé el trato despectivo que por lo general, se da a las personas con cierto tipo de síndrome.

El sistema público de salud venezolano garantiza la atención integral de salud a las personas con autismo y sus familias. El Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) impulsa el Programa de Atención Integral a las Personas con Discapacidad (PASDIS) y específicamente las Unidades de Autismo, espacios de atención médica multidisciplinaria, dirigidos a niños, niñas y adolescentes.

Testimonio
«A Jesús le detectaron el autismo a los tres años de edad ya que no hablaba y no caminaba, por lo que lo llevé a un neurólogo y posteriormente a un psicólogo. Al enterarme que tenía autismo sentí una tranquilidad porque sé que esta condición se puede controlar e imaginaba que podía ser algo peor. Además, que el autismo puede ir mejorando con la ayuda adecuada», señaló Johanna Ávila, madre de Jesús Salazar, un pequeño de ocho años que posee este síndrome.

Duelo
Johanna destacó que al enterarse de la enfermedad muchas madres pasan un proceso de duelo «porque sueñan con que su hijo sea pelotero o futbolista, pero no va a ser lo mismo porque falta en el país mucha inclusión.Puede que esté en un equipo, pero no lo van a poner a jugar», enfatizó.Asimismo, destacó que hay que «ocuparse, dejar de preocuparse y seguir adelante con su chamo».

Experiencia
Ávila destacó que su hijo con tan sólo ocho años de edad ha logrado avanzar con las terapias y la alimentación adecuada, llevando la enfermedad de tipo tres a tipo uno. «Jesús es un niño muy inteligente y se destaca en la parte tecnológica, realiza videos en la red social Youtube y anda perfectamente el teléfono celular».  Exhortó a los padres que están pasando por esta situación que «no se desesperen, busquen ayuda de especialistas. Con la intervención temprana el niño puede seguir adelante». Actualmente su pequeño cursa segudo grado de educación primaria y recibe terapia tres veces por semana.


«La evolución de los niños es un trabajo en familia»

Oscarina Henríquez, lincenciada en educación inicial, con diplomado en preparación del lenguaje en transtornos de desarrollo, alertó que «si un niño no recibe el tratamiento adecuado puede elevar el grado del autismo y crecen excluidos totalmente de la sociedad. Inclusive pueden dañarse ellos mismos o agredir a otras personas inconscientemente».

Henríquez, además de dedicarse al área de la educación, dirige el  centro de atención integral Sueños y Sonrisas, ubicado en Barcelona. Meta que alcanzó motivada por prepararse como una profesional integral en está área ya que destacó que muchas educadoras no saben como asistir a un niño con esta condición. «La evolución de los niños es un trabajo en familia y depende principalmente de los padres del pequeño», informó.

Además manifestó que es necesario que los padres le moderen la alimentación a los menores ya que existen ciertas sustancias como el gluten, harina o azúcar que pueden alertar su desenvolvimiento y conducta. Sin embargo, apuntó que «tengo casos de niños que no tienen recursos, pero sus madres se mueven y consiguen los medicamentos o los productos porque saben a qué se refiere la condición. Hay que buscar soluciones».

Esta joven de 25 años, se encuentra trabajando su tesis de maestría en orientación de la conducta en el duelo que pasan muchos padres cuando sus hijos son diagnosticados con el transtorno, porque a su juicio, «es un proceso muy difícil».


«El autismo es una condición, más no una enfermedad»

«He atendido casos de varios niños que sufren de bullying en el colegio porque los padres desconocen el tema o no se le coloca la atención necesaria», afirmó Gabriela Salazar, licenciada en educación inicial con diplomado en preparación del lenguaje en transtornos de desarrollo.

Salazar aclaró que «el autismo es una condición, más no una enfermedad y que hay que instruir a todas las docentes a través de la práctica para que puedan ayudar a avanzar al pequeño en el colegio. «Cuando el autismo se diagnostica muy tarde, el proceso es muy lento. Me tocó atender el caso de un joven de 17 años, que lo llevaron a recibir atención médica porque iba a ingresar a la universidad y le costaba saludar, comprar y desarrollar una conversación en público».

Además, alertó que ya despúes que el niño tiene seis años es más delicado el proceso de captación. Exhortó a los representantes a buscar la ayuda de especialistas y dijo que «no nos cerremos. Debemos estar siempre alertas. Duele como padres pero eso ya está, ellos son parte fundamental de este rompecabezas. Hay que aceptar que somos diferentes». Insistió que cuando un padre recibe el diagnóstico debe recibir terapia para poder sobrellevar la situación y entender que pasos debe tomar. Admitió que actualmente muchas docentes han perdido la vocación, pero destacó que los profesionales en esta área deben prepararse ya que «este es un camino difícil pero permite manejar el ambiente». Gabriela actualmente realiza una maestría.

Alimentación
En Venezuela es difícil llevarle una dieta estricta a los niños con esta condición ya que no se consiguen los productos o son sumamente costosos. Sin embargo, muchos de  ellos se pueden sustituir por otros como verduras, dulces sin gluten, frutas, cereal. Es importante destacar que la dieta debe variar para que los niños se desarrollen en perfecto estado.

1 Niño
de cada 150 nacidos en Venezuela puede padecer autismo.

3 Terapias
mínimas a la semana debe tener el pequeño.

Eva Lucía Rosas