Existen Los Mercados Bursátiles, operan con base en una serie de variables que afectan su desempeño, bien sea en forma positiva o negativa. En nuestra pasada entrega, abordamos, analizamos la vital importancia, el papel principal que juegan las “Tasas de Interés”.

En esta entrega, de una forma pedagógica, en palabras sencillas, entramos dentro de una de las variables que quizás sea una de las que es percibida por mayor cantidad de personas y sienten como los afecta en su vida diaria – cotidiana, “LA INFLACION”, la cual consiste en una pérdida del valor adquisitivo del dinero como consecuencia del alza en los precios, esta influye directamente en las cotizaciones bursátiles (es decir, en los precios de los instrumentos de Renta Variable – ACCIONES-.

Si hay Inflación los inversores han de obtener una rentabilidad superior a ella, porque, si no, perderán poder adquisitivo. Por ejemplo, si la tasa de inflación (Índice de Precios al Consumidor – Denominación Generalmente utilizada), es de un 10 % anual, la rentabilidad, mínima a obtener en toda inversión es de un 10 % anual; en caso contrario, la RENTABILIDAD EFECTIVA es “NEGATIVA” (Rentabilidad Efectiva Negativa, es cuando la TASA DE INFLACION es mayor a la TASA DE RENDIMIENTO), que ofrecen los Instrumentos Financieros.

En otras palabras, si la inflación es de un 10 % anual y la rentabilidad de una inversión es de un 10% anual, la rentabilidad real que se está obteniendo, descontando la desvalorización que provoca la inflación, es de un 0 %.

Por este motivo, cuando la inflación es elevada, ha de aumentar la rentabilidad ofrecida por los Títulos Valores ya que, en caso contrario, estos dejaran de ser rentables para los inversores. Normalmente, cuando la inflación es elevada disminuye la afluencia de inversión en bolsa, sobre todo con los títulos de renta fija. Por el contrario, la disminución de la tasa de inflación hace más apetecibles las inversiones bursátiles y provoca aumentos de las cotizaciones de los títulos.

En la primera fase de la inflación, sobre todo cuando es negativa la rentabilidad real de los intereses, los inversores procuran proteger su capital con las inversiones de crecimiento que, tradicionalmente, son las inversiones en RENTA VARIABLE.

Además, en estas primeras fases, también aumenta la propensión al gasto por parte de los consumidores, por la que las empresas invierten, producen más y obtienen mejores resultados. No obstante, resulta un círculo negativo si el periodo de inflación es largo, ya que provoca el aumento de los costos de producción y la pérdida de capacidad adquisitiva de los consumidores, a lo que sigue la disminución de ventas y el deterioro de las cuentas de resultados.

La desaparición de la expectativa de crecimiento de los beneficios deja de hacer atractiva la inversión en acciones, y el mercado está a punto para la baja.

En síntesis, la inflación suele provocar un alza en la cotización de las acciones en su primera fase, que se consume y genera la baja cuando la inflación se prolonga por periodos largos.

Por otro lado, los bancos centrales suelen reaccionar ante las subidas de inflación incrementando los tipos de interés para enfriar la economía.