En el terminal La Aduana del municipio Simón Bolívar, laboran hasta antes de que caiga el sol. Choferes y pasajeros suelen ser víctimas de la delincuencia, que muchas veces, utiliza las instalaciones como guarida.
«Aquí es raro la presencia policial. La casilla de vigilancia que tenemos cerca está abandonada y más bien la usan los malhechores para esconderse», manifestó el chofer, Luis Bolívar.
Asimismo, recalcó que por motivos de seguridad, han tenido que reducir las horas de trabajo.
Especificó que cada día tienen menos salidas de autobuses en la tarde, previniendo ser atracados en el mismo terminal o en la carretera.
«El movimiento fuerte es en la mañana. Las tardes las hemos olvidado porque el terminal queda en solitario y los perjudicados somos los choferes y los pasajeros», indicó.

Miedo al manejar
El trabajador del volante añadió que el escenario en las vías también es peligroso.
Contó que en repetidas oportunidades los delincuentes suben a la unidad como pasajeros y a mitad de camino, atracan al resto de los tripulantes.
«También ha ocurrido que en plena vía nos obligan a parar y se suben para robarnos», expresó.
Bolívar señaló que pocos terminales públicos mantienen el horario nocturno en la salida de autobuses.
Agregó que ninguna ruta es segura.