Una ballena jorobada fue hallada muerta en un manglar en la isla brasileña de Marajó, situada en el estado amazónico de Pará (norte), tras supuestamente ser arrastrada por la fuerte marea que azotó la región, confirmó este martes la ONG Instituto Bicho D’Agua.

El cetáceo, de ocho metros de longitud, encalló la semana pasada en medio de un manglar rodeado de árboles de hasta 30 y 40 metros de altura, según explicó Renata Emin, presidenta del Instituto dedicado a la conservación de marina.

Los especialistas creen que la cría de ballena se perdió y acabó muriendo debido a la dificultad de encontrar alimentos, lo que hizo que fuera arrastrada hasta el frondoso manglar, situado a unos 15 metros de la playa.

La isla, situada en la desembocadura del río Amazonas, se caracteriza por tener “macro mareas” que se repiten hasta dos veces por día, con una amplitud de hasta 4 metros.

De acuerdo con Emin, durante las mareas la zona de los manglares se inunda, lo que pudo haber arrastrado al enorme mamífero hasta la zona.

Los expertos intentan descubrir cómo el animal fue a parar hasta la costa del estado de Pará, ya que no entra en la ruta de las poblaciones de ballenas del Atlántico Norte y el Atlántico Sur, explicó la investigadora.

“No es una ruta conocida de ninguna de las dos poblaciones. Es una gran pregunta a ser respondida y para la que esperamos tener una respuesta en breve”, agregó.

Para ello, los biólogos han tomado muestras de ADN con el fin de saber de que lado del Atlántico procede la ballena e intentar entender por qué razón llegó a orillas de la isla de Marajó.

Con un crecimiento de la población de cerca del 10 % anual, el número de ballenas jorobadas que visita el litoral brasileño ha aumentado en las últimas décadas, especialmente desde 1996, cuando su caza fue prohibida.

Anualmente, unas 20.000 ballenas jorobadas se desplazan entre julio y noviembre a las aguas templadas y claras del litoral brasileño, concretamente al archipiélago de Abrolhos (nordeste), la mayor cuna reproductiva del Atlántico sur y donde los cetáceos encantan a miles de turistas cada año.