La afroamericana Lori Lightfoot, de 56 años, hace historia al salir elegida como la próxima alcaldesa de Chicago, la tercera ciudad de Estados Unidos y una de las que lleva peor la relación entre los ciudadanos y las fuerzas del orden, una policía sobre la que recae unas de las peores famas respecto a su brutalidad.

Nada más abrirse las urnas y antes de hacer el recuento, una cosa estaba clara. Era una jornada sin parangón hasta ahora para la ciudad del viento. Por primera vez ganaría una mujer y de color. Incluso ideológicamente estaban muy cerca. Sólo faltaba saber el nombre. Si sería Toni Preckwinkle, de 72 años, experimentada en las cuestiones de la administración pública y dirigente demócrata, o sería la ‘outsider’ Lori Lightfoot, de 56, inexperta en la materia, desconocida hasta hace poco, pero que logró el mejor resultado en la primera vuelta cuando se enfrentaron catorce candidatos.

Lori Lightfoot, que ganó este 2 de abril de carrerilla, hace historia por partida doble. No sólo es la primera mujer afroamericana que llega al cargo –hubo una blanca, Jane Byrne, que ganó el puesto hace un tiempo-, sino que, además, es la primera abiertamente homosexual.

Su discurso ha convencido en un Chicago repleto de descontentos entre gran parte de su población. Cada día con más turistas y más atractivo en su centro y más abandonado y dejado al albur de las pistolas, en especial en el South Side, de más que mayoritaria población de color, con una policía indolente, vista por los lugareños como unos ocupantes enemigos que como unos auxiliadores.