«Book from the Ground» es un libro escrito únicamente con emoticonos por el artista chino Xu Bing, que reflexiona de esta forma sobre la capacidad de crear un lenguaje universal a través de símbolos gráficos, según explicó hoy en Valencia.

La voluntad de Xu Bing con este libro, que únicamente se había editado hasta ahora en Estados Unidos, es que cualquier persona de cualquier parte del mundo sea capaz de entender la historia sin necesidad de un conocimiento idiomático previo, de manera que sea universalmente compartido.

Esta preocupación por el lenguaje, transversal en la obra de Xu Bing, procede de la infancia del artista: cuando tenía 11 años, estalló en China la Revolución Cultural y tuvo que aprender los nuevos caracteres en su forma simplificada.

«Es el primer libro que todo el mundo puede leer, ya que no necesita traducción», señaló el artista, que añadió que actualmente, con la utilización de un sistema de signos muy sencillos, los usuarios, y especialmente la gente joven, goza de la capacidad «de comunicar a nivel internacional».

«La idea del libro empezó hace trece años, cuando tenía exposiciones por todo el mundo y pasaba mucho tiempo en los aeropuertos», explicó Xu, que no pudo evitar fijarse en que, en un enclave donde confluyen personas de todas las nacionalidades, los iconos eran entendidos de manera universal.

El libro se compone de veinticuatro capítulos narrados a través de iconos visuales que muestran la vida en el día de una persona: desde que se levanta hasta que acude a su puesto de trabajo, sale con sus amigos y se acuesta.

«Book from the Ground» es, además, un continuación de su trabajo «Book from the Sky», un libro con caracteres chinos ilegibles que nadie podía leer, mediante un lenguaje inventado por el propio artista.

Xu presentó su libro en el marco de la exposición «Art for the People», en la que también se recupera una banderola que el MoMA de Nueva York encargó al artista en 1999, en la que se puede leer ese lema -«Art for the People»- con los caracteres ingleses agrupados de manera que simule la escritura china.

Con esta misma técnica caligráfica, el artista ha versionado el poema del siglo XV «El bon poble» de Ausiàs March, en una obra inspirada en la cultura valenciana.