Si vamos a lo interno podría decirse que el enfrentamiento de los migueles, se terminó. Ya Ramos Allup comprobó que su estrategia no estuvo equivocada cuando nombró a un escolta secretario nacional sindical del partido blanco, dándole suficientes credenciales para aspirar la candidatura a la alcaldía de Barcelona. A pesar de contar con la resistencia de los directivos locales, el trabajo de Quiroz se pudo palpar en la reciente validación de Acción Democrática en el Estado Anzoátegui.
De nada valieron las descalificaciones por su rol de dirigente del sindicato de la construcción o el hecho de colocarles piedras en el camino como la precandidatura del ex coordinador de Un Nuevo Tiempo en la entidad, quien sigue pensando al igual que su compadre asesor que hacer política es declarar, escribir artículos y pagar avisos en la prensa. Con Placido medimos que el apoyo de Barreto Sira, más que ayudar cierra puertas, la fama de perdedor y aspirante cómodo de apariciones oportunistas, lo marcaron definitivamente alejándolo del sentimiento adeco, imagínense del resto de la comunidad. Michelangeli también se equivocó al colocar otro obstáculo frente a las aspiraciones de Miguel Quiroz.
Su asistente no pasa de eso, la mentalidad de ese dirigente solo sirve para ser segundón, nunca podrá liderar movimiento alguno, necesita por supuesto de la orientación y jefatura de otro, al igual que el ahora aspirante a gobernador, luego de fallar en innumerable ocasiones tratando de alcanzar la máxima autoridad del municipio Bolívar, sigue sin madurar. En este escenario Quiroz, solo aplicó la estrategia de la vieja política: contacto diario con la gente, visitando casa por casa, escuchándolos y llevándoles un mensaje de fe y esperanza. No descubrió la pólvora, mucho menos el agua tibia, pero se salió de ese mundo netamente mediático que levanta lideres con pies de barro. Pensar que ésta validación consolida al partido de Rómulo Betancourt es una completa y total equivocación, peor aún es imaginar que se convirtieron en la primera fuerza de oposición.
A partir de ahora la guerra política contra Miguel Quiroz, unirá todos los sectores tradicionales, lo verán como el enemigo interno capaz de sacarlos del juego político. Quiroz corrió con la suerte de un Donald Trump, al que todos ignoraron por verlo como inofensivo y sin fuerza política. Luego de esta demostración el dirigente sindical conocerá en carne propia lo que es un enfrentamiento interno en Acción Democrática. Sabrá Dios si tendrá la capacidad de aguante ante un acuerdo de Barreto Sira, Miguel Arismendi y Carlos Andrés Michelangeli para destruirlo políticamente. Ellos han alcanzado diputaciones a punta de guerrillas internas, eso y solo eso saben hacer políticamente hablando.
Armando Orocopey