El Real Madrid cayó por segundo encuentro consecutivo después de acumular 40 juegos sin perder. El Celta de Vigo venció 1-2 a los merengues en el estadio Santiago Bernabeú en el compromiso de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey.

A pesar que el conjunto blanco jugaba bien y creaba ocasiones de gol, el guardameta de los gallegos, Sergio Álvarez, las evitaba. No fue hasta la segunda etapa cuando se abrió el marcador, Iago Aspas se encargó de colocar el 0-1 al minuto 64.

Los dirigidos por Zinedine Zidane supieron reponerse a la situación e igualaron la pizarra por intermedio de Marcelo al 69, pero apenas un minuto después, Jonny colocaba a los visitantes arriba.
Con este resultado, el conjunto blanco está obligado a ganar, marcando al menos dos goles para tener posibilidades de clasificar porque el 2-1 en la vuelta, mandaría la serie a penales.

Alavés  certero
El Alavés puso pie y medio en las semifinales, y lo hizo gracias a la aparición estelar de Ibai Gómez, que entró al campo en el minuto 88 y tardó dos minutos en silenciar Santo Domingo.
En el último suspiro enterró las ilusiones del Alcorcón de manera casi definitiva con un precioso tanto de libre directo. El sueño de semifinales se tiñe de blanquiazul.

El escalón entre unos y otros lo mostró Ibai Gómez, que necesitó únicamente de seis minutos para dinamitar la eliminatoria. Hasta entonces, el trabajo incansable del Alcorcón había atascado el juego del conjunto vitoriano. La extenuante presión, la solidaridad defensiva, las constantes ayudas. Todo ello puesto al servicio de un sueño que se desvaneció minutos antes de que sonase el despertador.

Los cambios, más que nunca, resultaron determinantes. El partido tuvo mucho contacto y poco fútbol. Apenas hubo ocasiones. Las pérdidas de balón y las faltas se multiplicaron en un partido trabado, feo, pero cargado de ilusión. Únicamente el venezolano Christian Santos ponía a prueba a la zaga alfarera con sus prolongaciones buscando la segunda jugada o con un adecuado juego de espaldas.

Se iba el partido al cajón del olvido hasta que a Pellegrino le dio por meter en el campo a Ibai, en el minuto 88, seguramente buscando más un lanzador a balón parado que un factor desequilibrante.

Encontró ambas. En el minuto 90 el centrocampista finalizó con un tiro ajustado un balón suelto en el área y cuatro minutos después puso el balón en la escuadra con un libre directo. En un abrir y cerrar de ojos había puesto patas arriba Santo Domingo y había abierto la puerta hacia semifinales de par en par.