La pera es una fruta jugosa y carnosa de tamaño mediano que gracias a la gran cantidad de nutrientes que posee y su alto de contenido de fibra, estimula la digestión,  mejora la salud intestinal y protege al organismo de diversas enfermedades.

Este comestible, que suele ser  más angosto en la parte superior que en la inferior, y crece mayoritariamente en un árbol llamado Pyrus comunis o peral común, mejora también  la circulación, el conteo de glóbulos rojos, repara los tejidos y acelera la cicatrización.

Contiene pocas calorías y una gran diversidad de vitaminas (A, B1, B2, B3, B6, C, E y K), así como ácido fólico, cobre, fósforo, potasio, boro, calcio, hierro, magnesio, manganeso, sodio y azufre, que le permiten fortalecer el sistema inmunológico, calmar la tos, la congestión pulmonar, reducir la inflamación, la pérdida de mineral óseo y actuar positivamente en la piel, cabello y ojos.

Las peras contienen 12 por ciento y 10 por ciento del valor diario, respectivamente, en vitamina C, buena para combatir infecciones en el cuerpo, y vitamina K, para mantener y producir dureza en los huesos.

Lo que no tienen las peras también es muy importante: Son completamente libres de grasas, pero su contenido en fibra pone en la sombra todos los otros atributos de esta fruta con un 22 por ciento del valor diario recomendado. Añadiendo a esto está que siendo un alimento con una buena densidad nutritiva, comerse una pera es una buena opción cuando está buscando una forma de limitar su ingesta de grasas y calorías – es una buena manera de sentirse satisfecho durante más tiempo, lo que le ayuda a cuidar su peso.