En un intento de «apaciguar» las fuertes protestas, el primer ministro francés Edouard Philippe anunció una moratoria en la tasa de combustible y la congelación de los precios del gas y la electricidad.

En una declaración televisada, Philippe consideró que «ningún impuesto merece poner en peligro la unidad de la nación», y adelantó que también se suspende el endurecimiento de la inspección técnica de vehículos, otra de las demandas originales del movimiento de los Chalecos.

«Esta cólera, que viene de lejos, hoy se expresa con fuerza y de forma colectiva. Habría que estar sordo y ciego para no verla y escucharla», señaló el mandatario, al tiempo que anunció un diálogo nacional para discutir este tema.

El congelamiento del aumento era uno de los principales reclamos de los protestantes, que llevan 3 semanas de protesta en una rebelión a la que se han sumado estudiantes, agricultores, camioneros y conductores de ambulancias.