La segunda cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un ha comenzado este miércoles con un saludo en el lujoso hotel de estilo colonial francés Sofitel Legend Metropole, en la capital de Vietnam. Los mandatarios han celebrado una reunión en solitario durante veinte minutos tras la que ha dado comienzo una cena que el lado estadounidense ha descrito como un encuentro «social» más que de trabajo.

El presidente de Estados Unidos cuenta con la compañia de su secretario de Estado, Mike Pompeo, y el jefe de gabinete en funciones de la Casa Blanca, Mick Mulvaney. Junto al líder de Corea del Norte han acudido el titular de Exteriores, Ri Yong-ho, y el principal responsable de la inteligencia norcoreana, Kim Yong-chol, según ha informado Washington.

La cumbre, para la que hay acreditados más de 2.000 periodistas, continuará el jueves con una agenda aún desconocida. Se espera que Trump y Kim intenten avanzar hacia una «definición compartida» de lo que significa la desnuclearización, una tarea no poco ambiciosa dado que Pionyang considera que ese proceso debería incluir también a Corea del Sur.

En un breve diálogo antes de trasladarse al comedor, ámbos líderes han agradecido su presencia a los medios. Kim ha explicado que han logrado «superar obstáculos» para llegar hasta esta fecha con «mucha paciencia y esfuerzo» y ha agradecido además la «valiente decisión» del presidente de EE.UU. de empezar a dialogar con Corea del Norte.

Por su parte, Trump ha alabado el «incréible e ilimitado potencial económico» de Corea del Norte. «Estoy deseoso de ver cómo ocurre eso y de ayudar a que ocurra» ha dicho en un primer gesto de proximidad y avance en la cumbre.

«Nada como disfrutar de una agradable cena privada», ha dicho ya sentado a la mesa un sonriente Trump que ha añadido que «seguramente sea una cena muy rápida» porque este jueves «será un día muy ajetreado». Así ha valorado el presidente estadounidense una jornada de la que aún se desconoce su agenda de reuniones o dónde se celebrarán.

Lo ha hecho en declaraciones recogidas por la periodista del Wall Street Journal Vivian Salama en representación de una docena de agencias y medios del país norteamericano después de que, según ha afirmado la reportera citando palabras de la portavoz Sarah Sanders, la Casa Blanca decidiera vertar el acceso al comedor de todos los redactores previamente autorizados por «temas sensibles relacionados con las preguntas que se hicieron a gritos en los anteriores actos».

Kim, sentado junto a Trump y también sonriente, ha asegurado que ambos van «a mantener un diálogo muy interesante» y que espera que ello conduzca a una «situación extraordinaria».