El papa Francisco pidió a los líderes religiosos que condenen la «locura homicida» del extremismo religioso, defendió la acogida a inmigrantes y refugiados y abogó por la paz y el diálogo en Venezuela y Siria.

En un discurso ante miembros del cuerpo diplomático reunidos en el Vaticano, el Papa habló de temas como el terrorismo yihadista, la crisis migratoria, los conflictos en Medio Oriente, las tensiones en Europa del paro juvenil o el cuidado del planeta y de los efectos del cambio climático. Centró su alocución en la seguridad y la paz, y condenó el extremismo religioso y los atentados cometidos en países como «Afganistán, Bangladesh, Bélgica, Burkina Faso, Egipto, Francia, Alemania, Jordania, Irak, Nigeria, Pakistán, Estados Unidos de América, Túnez y Turquía». Lamentó que en ocasiones la religión «puede ser utilizada como pretexto para cerrazones, marginaciones y violencia» y alentó a los líderes religiosos a rechazar la violencia en nombre de Dios y a transmitir «valores religiosos que no admitan una contraposición entre el temor de Dios y el amor por el prójimo».

Crisis migratoria
En este sentido, el Papa habló sobre la crisis migratoria, juzgó que la comunidad internacional favorezca una «acogida digna» de inmigrantes y refugiados para que estos se integren en el tejido social. No obstante, matizó también que los inmigrantes deben recordar que «tienen el deber de respetar las leyes, la cultura y las tradiciones de los países que los acogen».  En su opinión, «un enfoque prudente» por parte de las autoridades no supone «la aplicación de políticas de clausura», sino que implica «evaluar, con sabiduría y altura de miras, hasta qué punto su país es capaz, sin provocar daños al bien común de sus ciudadanos, de proporcionar a los inmigrantes una vida digna».

Latinoamérica
El diálogo y la paz también son necesarios en países como Venezuela, donde consideró «urgente» que se den «caminos de diálogo» y «gestos valientes» entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, para frenar las «consecuencias de la crisis política, social y económica» que agobia a la población civil. Asimismo, celebró el deshielo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, en el que el Vaticano desempeñó un papel importante, y también los esfuerzos que está realizando Colombia para acabar con el conflicto armado con la guerrilla de las FARC. El Pontífice animó a los países a combatir la pobreza, a fomentar una «distribución más equitativa de los recursos» y a incentivar las «oportunidades de trabajo, sobre todo para los jóvenes».

Rechazo
El Papa condenó el comercio de armas y recordó que la Santa Sede promueve «una ética de la paz y de la seguridad que supere a la del miedo y la «cerrazón» que condiciona el debate.