El papa Francisco defendió la acogida e integración de los inmigrantes en Europa, aunque en esta ocasión explicó que se debe hacer “en la medida que no sea una amenaza contra la propia identidad”.

El Pontífice explicó que había hablado el tema con dos de los tres presidentes con los que se reunión en este viaje y que la conversación estaba “bastante adelante” porque había ganas de integrar pero no masivamente, en relación a la habilitación de la inmigración en Letonia, Estonia y Lituania.

“Esto indica que hay ganas de universalidad, en la medida en la que se pueda, con el espacio, el trabajo, la integración, y eso es importante, y en la medida que no sea una amenaza para la identidad”, dijo.

“Una apertura prudente y bien pensada”, agregó sobre el problema en Europa.