Un hombre atacó con cuchillos a un grupo de colegialas en Kawasaki, al sur de Tokio, cuando se encontraban en una parada del autobús escolar, y causó la muerte de al menos una menor y un adulto, y dieciséis heridos, antes de fallecer por heridas infligidas a sí mismo.

El atacante, un individuo de 51 años, arremetió contra las colegialas usando armas blancas cuando se disponían a subir a un autobús escolar que iba a trasladarlas a su centro educativo, una institución privada católica, según informó la policía local.

Por el momento, se desconocen los motivos del ataque perpetrado cerca de la parada de autobús en el parque de Noborito, en Kawasaki, localidad del extrarradio de Tokio.

El suceso tuvo lugar a las 07.45 hora local (22.45 GMT del lunes), en plena hora punta en la que los alumnos de todo Japón acudían a sus centros escolares, y ha conmocionado a un país conocido por su alto nivel de seguridad y donde es frecuente que los niños de muy corta edad se desplacen solos al colegio.

Un total de dieciocho personas sufrieron heridas de diferente consideración en el ataque, la mayoría colegialas de entre 6 y 7 años del centro de educación primaria Caritas de Kawasaki.

De entre las víctimas han fallecido por ahora niña de 12 años y un hombre de 39 años, según los últimos datos ofrecidos por las autoridades locales. Otras cinco heridas se encuentran en estado grave, informó la cadena estatal NHK.

Tras apuñalar a sus víctimas, el atacante se infligió lesiones en el cuello, según el relato de los testigos, y fue encontrado inconsciente cerca del lugar de los hechos, donde la policía también halló cuatro cuchillos supuestamente empleados en el ataque.

El presunto autor de la agresión es un residente de Kawasaki cuya identidad no ha sido revelada, y quien falleció posteriormente en un hospital local donde había sido trasladado para recibir tratamiento médico bajo custodia policial.

El atacante irrumpió en el parque mientras empuñaba cuchillos de cocina al grito de “voy a mataros”, según un testigo citado por la agencia local Kyodo, quien también pudo ver a niños huyendo aterrorizados.