Para nadie es un secreto que al comparar el salario mínimo con los precios actuales de cualquier producto para el hogar, las cuentas no rinden.

Debido a esta gran de diferencia, muchos usuarios han optado por reparar sus electrodomésticos.

El señor, conocido como «el popular Millo», tiene un pequeño tarantín frente a su casa en el casco central de Barcelona, en donde ofrece tanto piezas usadas de variedad de equipos, como la reparación de los mismos.

El trabajador informal comentó que su trabajo se ha triplicado desde finales del año pasado, ya que, según su testimonio, los clientes prefieren gastar como máximo Bs. 2 mil en alguna pieza de repuesto usada, que comprar, por ejemplo, una licuadora nueva en al menos Bs. 91 mil 995, la más barata, ya que hay otras más sofisticadas en más de Bs. 200 mil 500.

«A quienes vienen les pregunto ¿cuánto tienes ahí? y con lo que me den me conformo, porque sé que todo está caro en la calle. La gente me dice que comprar algo de paquete es todo un lujo, porque lo que ganan no les alcanza para nada», indicó «Millo». Asimismo, el ama de casa Carla Martínez, comentó que tiene varios meses sin licuadora, por lo que ayer salió a buscar presupuestos, pero no se llevó una buena impresión.

«Los costos están por las nubes. Todo en más de 50 mil bolívares. El poco dinero que percibo es para comida», manifestó la señora.

Merma
El gerente de un local encargado de vender productos para el hogar, entre ellos la línea menor, Antonio Numnum, detalló que en diciembre del año pasado el aumento en los costos de la mercancía fue de un 50%, lo que incidió directamente en las bajas de las ventas, las cuales decayeron en un 70 por ciento, ya que según su opinión, ha percibido que la clientela prefiere reparar varias veces los artefactos, antes de verse en la necesidad de sustituirlos por nuevos. «Muchos deciden reparar el compresor de los aires acondicionados, antes que comprar el equipo completo», añadió Numnum.

Trabas
Encargados de establecimientos expendedores de aparatos eléctricos dijeron que reponer inventario es difícil.

Génesis Ramos