Argentina ha tocado el cielo en el fútbol, el baloncesto y el automovilismo, pero en el tenis había un trofeo especialmente codiciado y que, hasta el domingo, se le escapaba: la Copa Davis, que pasa desde ahora a ser una de las grandes gestas del deporte argentino.

«¡A la altura del Mundial de fútbol de 1986! ¡A la altura de la Generación de Oro (de baloncesto) de Atenas! ¡De Fangio!», gritaba emocionado tras la conquista de la Davis el veterano comentarista de tenis Guillermo Salatino, sin poder ocultar su emoción.

Poco después, una imagen simbólica unía dos de las hazañas deportivas de Argentina: Diego Maradona, el hombre que guió a su país al título mundial en México-1986, besaba el trofeo de la Copa Davis. El ‘Pelusa’ estuvo todo el fin de semana animando a Argentina en un palco del Arena Zagreb y su amigo Juan Martín Del Potro le regaló la raqueta de la final.

En el fútbol, Argentina ya saboreó en 1978 otro Mundial y está acostumbrada a la primera fila y a disfrutar de grandes estrellas como el propio Maradona o su digno heredero Lionel Messi, cinco veces Balón de Oro y multicampeón con el Barcelona.

De Vilas a Croacia
Pero en el tenis faltaba algo para colocar a Argentina en lo más alto: la Copa Davis, tan esquiva como deseada hasta la final de Zagreb. Cuatro veces había llegado Argentina a la final de esta competición (1981, 2006, 2008, 2011) y las cuatro había salido derrotada.

La primera fue con Guillermo Vilas y José Luis Clerc en EEUU, hace 35 años, y la más dolorosa fue posiblemente la de 2008, cuando Argentina era gran favorita ante una España sin Rafa Nadal en Mar del Plata y perdió inesperadamente. Con ese peso de la historia llegaron los argentinos a Zagreb, aunque el capitán Daniel Orsanic afirmó, tras el triunfo del domingo, que intentaron en todo momento no pensar mucho en esa responsabilidad histórica para que la presión no les aplastara.

«No nos ayudaba pensar que nunca se había ganado o que era muy importante. Eso ya lo sabíamos. El foco debía estar en lo deportivo, en dar el máximo», explicó Orsanic en la rueda de prensa. En el tenis, Vilas abrió en gran medida el camino con sus cuatro títulos del Grand Slam, ayudando a popularizar el deporte de la raqueta en un país loco por el fútbol.

Gabriela Sabatini, campeona del Abierto de EEUU en 1990, rindió homenaje a lo conseguido por sus compatriotas: «Sueño cumplido, hicieron historia. Gracias por tanto». «No nos ayudaba pensar que nunca se había ganado nada», explicó Orsanic.

También en Fórmula 1
Juan Manuel Fangio dominó el automovilismo con cinco títulos mundiales en la Fórmula 1 de los años 1950 y su nombre figura también en los libros de historia.