Esta vez no hubo épica. Barcelona, a diferencia que en su duelo contra el Paris Saint Germain, no mostró la versión voraz, punzante y descarada que se necesitaba para dar vuelta a un abultado resultado en contra (0-3) y la Juventus terminó inscribiendo su nombre en la semifinal de la presente edición de la Liga de Campeones.

El ambiente en el estadio era el mejor desde el minuto uno. La afición azulgrana creía en su equipo.

Pero, los únicos que parecieron creer en la gesta, fueron los 22 futbolistas que saltaron al terreno de juego. Desde el arranque los juventinos se acomodaron de gran forma en el terreno de juego, cortando los circuitos en la mitad de la cancha y dejando acéfalos a los tres de arriba, que no fueron ni la sombra de lo que en realidad son.

Apagados

Neymar Jr., el que mejor forma tiene en estos momentos entre los integrantes de la MSN (Messi, el propio brasileño, y Luis Suárez), fue el único que intentó sacudirse la presión bianconera, pero sin éxito.

Suárez peleó, luchó, pero nunca recibió un balón claro y Lionel Messi estuvo especialmente gris, apagado, sin rumbo.

Son muchos los que piden que la estrella argentina aparezca en las instancias definitivas, que salve a su equipo, pero nuevamente se vio un Messi apático, desconectado, en blanco y negro.

Justamente estos serán los colores con los que tendrá pesadillas todo el barcelonismo. La Juventus impuso condiciones durante todo el compromiso. Dominó, controló, supo sufrir ante los arrebatos (esporádicos) de los locales y, por si fuera poco, contó con las opciones más claras para llevarse un triunfo en su visita al Camp Nou.

De esta forma, el club de Italia inscribió su nombre en la fase semifinal de la Champions.

 

Agencias.