En el 2011 el púgil José «Bolivita» Uzcátegui dejó un lado toda su experiencia como herrero en Mérida, Venezuela, para trasladarse a Tijuana, México, e intentar forjarse como boxeador profesional y concretar su sueño de ser campeón mundial.

Uzcátegui confió en el bagaje de más de 300 peleas que adquirió como amateur, pero su cambio de vida no fue sencillo ya que dejó a su familia y en sus primeros días en México pasó necesidades antes de destacar en el profesionalismo.

«Vine en busca de un sueño, a ver si podía. Le platiqué a mi madre: tengo una oportunidad (de ser profesional), voy a México a ver qué pasa y si no puedo me regreso y sigo trabajando en mí taller», contó Uzcátegui a EFE en entrevista.

«Soy un profesional, un experto en lo que hago no solo arriba del ring sino también en mi taller», añadió.