La ciudad de Bakú fue testigo de la histórica final de la Europa League, con un derbi londinense, en el que un poderoso Chelsea liderado por Eden Hazard superó 4-1 a un desestabilizado Arsenal, para hacerse con la copa.

En el minuto 48 del encuentro apareció el primer tanto en una jugada en asociación, cuando Emerson Palmieri dio un centro al área a media altura, que fue rematado de cabeza por Olivier Giroud, para superar la defensa de Petr Cech por la parte baja de la portería.

Y 10 minutos más tarde, los blues sumaron el segundo al marcador, con un pase filtrado de Eden Hazard que fue empujado al fondo de la portería por Pedro Rodríguez.

Al minuto 65, el Chelsea plantó el 3-0, con un disparo desde el punto penal de Hazard hacia la parte izquierda de la portería de Cech. Luego de que Ainsley Maitland-Niles derribara a Giroud dentro del área.

Sin embargo, los gunners respondieron al minuto 69, con un disparo del recién ingresado Alex Iwobi por toda la escuadra izquierda de la portería de Kepa, para el 3-1.

Pero la esperanza les duró poco, pues al minuto 72 volvió a aparecer Hazard, que tras un pase de Giroud, metió la esférica por el centro de la portería para firmar el 4-1 en el partido.

La primera mitad del partido fue dominada por los gunners de Unai Emery, quien plantó un buen circuito defensivo, combinado con el incesante ataque del tridente formado por Mesut Özil, Pierre-Emerick Aubameyang y Alexandre Lacazette, se mantuvieron buscando la posibilidad de hacer daño por los espacios descuidados por los de Maurizio Sarri, que pesar de atacar con voracidad, tenían un frecuente patrón de imprecisión en los pases.

Con este título, Hazard cumplió su objetivo de dejar a su preciado Chelsea como campeón de la Europa League –con una edición histórica con la primera vez de dos equipos de la misma ciudad en la final– y clasificado para la Champions, antes de su partida al Real Madrid.