La presente edición del Clásico Mundial de Béisbol difícilmente pueda definirse con una palabra distinta a “frustrante” para Venezuela, hasta ahora.
Cuando los bateadores reman, el pitcheo parece ser la corriente que aleja al combinado criollo de tierra firme; cuando los lanzadores consiguen mantener el juego al alcance, la ofensiva pierde los remos.
Antes del encuentro ante República Dominicana, el único desafío del combinado de Omar Vizquel era que ninguna de las dos áreas principales del juego, pitcheo y ofensiva, habían rendido en el duelo inaugural ante Puerto Rico, mismo que terminó por la vía del nocaut (11-0) en el séptimo acto.
Después de allí, Venezuela tuvo un par de cotejos en los que los maderos fabricaron 11 y nueve rayitas, respectivamente, solo para que los brazos toleraran un combinado de 21 en el lapso.
El cuarto compromiso, aquel de vida o muerte ante Italia, resultó en un pitcheo aceptable, aunque un lineup repleto de figuras apenas sacudió cinco imparables. Ese día bastó, pero el miércoles no.
En su estreno en la segunda ronda, José Altuve y compañía fueron limitados nuevamente a cinco hits y dos carreras, lo que parecía suficiente hasta que Héctor Rondón se desplomó en el octavo, Estados Unidos vino de atrás para quedarse con el triunfo (4-2) y comprometió las aspiraciones de una selección que sigue en búsqueda de la mezcla ideal.

Vivir o morir
La selección enfrentará hoy, a partir de las 3:30 de la tarde, a sus similares de Puerto Rico, en un duelo donde no hay más opción que ganar si pretenden seguir con vida en el Clásico.
Además, deben ligar un triunfo de Estados Unidos.

 

Redacción.