Carlos Albornoz, presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne, indicó que desde que se han presentado las fallas eléctricas, el pasado 7 de marzo, se han perdido entre 20 y 22 millones de dólares y que, para seguir produciendo, cada ganadero debería invertir al menos 20.000 dólares en una planta eléctrica.

“Si no te reciben la leche los compradores o las plantas, tienes dos opciones: hacer queso y tratar de ponerlo en el mercado, o simplemente poner las vacas a amamantar a los becerros y dedicarte solamente a la producción de carne”, dijo Albornoz.

El también ex presidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela indicó que en vista de que la leche es un producto “muy sensible de deteriorarse por sus condiciones bacteriológicas” y por lo tanto necesita ser conservada en cavas que, a su vez, son sensibles a las fallas de luz.

A diferencia de la carne, detalló: ‘’En cambio, si llevamos el animal al matadero y hay algún problema de electricidad, permanecen vivos en el corral. Solo hay que darles algo de comer y beber. Aunque esto aumenta algunos costos, no hay riesgo de que se dañe, como sí ocurre con los productos lácteos”, sostuvo.

Por otra parte, Albornoz recordó que, de 90 litros de leche al año que consumía el venezolano, en la actualidad es de 50 litros. ‘’solo 18% se vende en forma líquida, todo los demás es en queso duro, telita y guayanés’’.

Explicó la relación que existe entre los apagones y los precios del producto, destacando que ‘’marzo, abril y mayo, son los meses pico de la temporada de sequía en Venezuela, durante los cuales los pastos están degradados y las vacas en peor condición corporal, lo que se traduce en una menor producción de leche y un aumento en su precio final’’.

“En la primera semana de marzo se dio un fenómeno inversamente proporcional: bajó el precio por el tema eléctrico y porque no había gasolina para irla a buscar a los campos. Por primera vez en 15 años hubo un retroceso en el valor del precio de la leche”, indicó.