Los estudios de la ciencia sobre los efectos de los teléfonos inteligentes están lejos de resolverse. El cáncer cerebral, el daño a los nervios y varios tumores se han promocionado como posibles consecuencias negativas del uso regular de teléfonos móviles.

Aunque no se han encontrado pruebas sólidas que demuestren que sea peligroso, esto no significa que no haya motivos de preocupación.

Una gran parte de la preocupación sobre los riesgos de salud y seguridad de los teléfonos móviles se centra en la radiación que emiten.

Los teléfonos móviles liberan energía de radiofrecuencia u ondas de radio que pueden ser absorbidas por los tejidos corporales. En el pasado, los estudios han relacionado el uso excesivo de teléfonos móviles con ciertos tumores cerebrales.

Según Martin Röösli, jefe de la Unidad de Exposiciones y Salud Ambientales del Instituto Suizo de Salud Tropical y Salud Pública, el tipo de radiación emitida por un teléfono móvil no es motivo de alarma.