Los ciudadanos de ese país desplazaron a los chinos en peticiones de protección al país norteamericano. Desde 2017 están en el primer lugar. En 2018 van más de 13,500 aplicaciones. La prioridad para casos recibidos este año decretada por el gobierno ha dado algunos frutos: el expreso político Gustavo Sánchez acaba de recibir su estatus.

Gustavo Sánchez tenía 19 años cuando cayó preso en El Helicoide, una de las sedes de la policía política en Caracas, Venezuela. Gustavo Sánchez había cumplido 23 cuando salió por una trocha (camino de tierra) y cruzó la frontera hacia Colombia. De ahí tomó tres vuelos que lo llevaron a Washington a reunirse con Luis Almagro, secretario general de la OEA. Pero la foto de ese encuentro fue usada por Diosdado Cabello para acusarlo públicamente de conspiración, y ya Gustavo no pudo volver a su país.

Hoy, con 24 años, luego de dormir sobre alfombras en casa de otros venezolanos en Miami, Sánchez muestra un papel cuadrado con su nombre, datos y un sello que en inglés dice “Estatus de asilo”. De estudiante de tercer año de Derecho en la Universidad Central de Venezuela pasó a lavar inodoros y a hacer trabajos de todo tipo hasta llegar a las ventas. “El venezolano ayuda, gracias a eso logré salir adelante. Estoy muy agradecido”, cuenta.

En junio de este año, recibió el documento que decide su destino: asilado político en Estados Unidos y de esa manera se convirtió en uno de los favorecidos por la orden del gobierno de resolver de inmediato las aplicaciones de asilo político que se recibieran a partir del 1ro de enero de 2018.

Pero otros paisanos que llegaron antes no han corrido la misma suerte y por lo menos hay acumulados 70,000 casos, entre 2015 y 2018, equivalentes a unas 200,000 personas porque las aplicaciones se hacen por familia.