Centenares de migrantes de la caravana de centroamericanos rompió este domingo un cerco policial con el afán de llegar a la garita de El Chaparral, en la frontera de la mexicana Tijuana con San Ysidro (Estados Unidos).

Sobre las 11.20 hora local de Tijuana, cientos de migrantes lograron llegar al edificio donde se ubica la garita que conecta ambos países, con el afán de poder solicitar asilo a Estados Unidos, en tanto que otros rompieron una malla para acercarse, desde otro punto, a la frontera estadounidense.

De forma desordenada y caótica, se acercaron a Estados Unidos con la idea de ser recibidos por autoridades americanas.

Después de poco más de una hora de manifestación pacífica contenida por policías federales y gendarmes, en un puente situado a por lo menos tres kilómetros de distancia de su meta, grupos de centroamericanos rompieron filas y empezaron a correr con rumbo al Canal del Río Tijuana, muy cercano a la garita de San Ysidro, tomando por sorpresa a los agentes federales.

En pocos minutos llegaron al área de El Chaparral, donde había poca presencia de las fuerzas de seguridad, por lo que después de correr algunos kilómetros, alcanzaron la puerta fronteriza y las instalaciones mexicanas de Aduanas, donde normalmente hay efectivos.

Si bien en algunos momentos se dieron empujones entre centroamericanos y policías, los altercados no reportaron gravedades, y el mensaje entre los migrantes fue mantener la relativa calma para evitar perder su oportunidad de lograr el trámite de asilo en Estados Unidos.

Desde mediados de octubre varias caravanas de migrantes de Centroamérica -en su mayoría hondureños y salvadoreños- recorren México con el afán de llegar a Estados Unidos.

En total se calcula que son al menos 9.000, si bien cerca de 1.900 fueron regresados a su país voluntariamente, según un boletín publicado este domingo por el Instituto Nacional de Migración (INM).

Miles de ellos -al menos 4.700- se encuentran en la fronteriza ciudad de Tijuana a la espera de poder pedir asilo a Estados Unidos, ante la atenta mirada del jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, totalmente opuesto al fenómeno.