El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió este martes una advertencia a los ciudadanos de su país al pedirle que no viajen a Venezuela.

“No viajen a Venezuela debido a la criminalidad, el malestar social, una pobre infraestructura de salud, y el arresto y detención arbitrario de ciudadanos estadounidenses”, indicó el organismo estadounidense en un comunicado.

Advirtió además que “las manifestaciones políticas típicamente generan una contundente respuesta de las fuerzas de seguridad y policía que incluye el uso de gases lacrimógenos, gas pimienta, cañones de agua y balas de goma, y que a veces desembocan en saqueos y vandalismo”.

La nueva alerta de viaje reemplaza a la emitida el pasado 24 de enero, en la que recomendaba a los estadounidenses que residan o estén de viaje en Venezuela “considerar seriamente” abandonar el país “mientras los vuelos comerciales sigan disponibles”.

La embajada de EE.UU. en Caracas permanecerá abierta, aunque con “su capacidad limitada para proveer servicios de emergencia a los ciudadanos estadounidenses en Venezuela”.

El mandatario estadounidense, Donald Trump, reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

Maduro por su parte afirmó que se había retirado del país “al personal de la misión diplomática estadounidense en Caracas”, y su régimen dio a Washington un plazo de 30 días para negociar con ellos el establecimiento de una oficina de intereses en Venezuela.

La oficina reemplazaría a la embajada y serviría apenas para “atender trámites migratorios y otros temas de interés bilateral”, dada la falta de relaciones diplomáticas.

No obstante, el Departamento de Estado de EE.UU. dejó entrever que no planea mantener esas negociaciones con Maduro, puesto que a la autoridad a la que reconoce como presidente legítimo es a Guaidó, y no a él.