Pagar un desayuno en la calle es cada vez más cuesta arriba para cualquier venezolano. La hiperinflación ha mermado demasiado los salarios y los precios de todo se tornan inaccesibles.

Si la gente opta por comer una empanada en la calle, se verá que estas cuestan desde Bs. 2 mil, sin incluir bebida, porque de ser así, habrá que pagar desde Bs. 1.000 al menos.

En las panaderías, la cosa cambia, pues un desayuno en esos locales cuesta fácilmente hasta Bs. 5 mil. Un cachito de jamón está valorado en Bs. 3.500. Los jugos o maltas pasan fácilmente de los Bs. 1.000, y el salario mínimo nacional sigue fijado en Bs. 18 mil.

Hay lugares callejeros donde se pueden conseguir estos alimentos, pero se precisa tener efectivo y actualmente hay una crisis con los billetes producto de la hiperinflación.

Actualmente los comercios no aceptan billetes por debajo de la pieza del de Bs. 20, al considerar que con los otros no se paga absolutamente nada.