La Vía Láctea tuvo una hermana, una galaxia masiva que, según han deducido los científicos, fue «triturada y canibalizada» hace dos millones de años por Andrómeda, nuestra vecina galáctica más cercano, señala un estudio que publica Nature Astronomy.

Aunque esa gran galaxia fue casi totalmente destruida, ha dejado rastro de su existencia en una halo casi invisible de estrellas que es incluso mayor que la propia galaxia de Andrómeda, además de una corriente de estrellas y una enigmática galaxia, la M32.

El estudio de M32 ayudará a los astrónomos a entender cómo la galaxias de disco como la nuestra evolucionan y sobreviven a las grandes fusiones.

La galaxia desaparecida, llamada M32p, era la tercera más grande del Grupo Local, justo detrás de la Vía Láctea y de Andrómeda, según recuerda en un comunicado la estadounidense Universidad de Michigan, una de las que participó en el estudio.

El equipo de expertos usó modelos hechos por ordenador para poner juntas todas las evidencias sobre la existencia de la galaxia perdida, las cuales revelaron que se trataba de la hermana de la Vía Láctea.