Los móviles «tontos», que solo sirven para hacer llamadas, parecían condenados a desaparecer con la llegada de los teléfonos inteligentes, pero han resistido gracias a buenas ventas en mercados emergentes y la nostalgia por tiempos más sencillos.

La marca finlandesa Nokia acaba de relanzar uno de los míticos aparatos de esa categoría, el emblemático 3310, presentado este domingo la víspera de la apertura del Congreso Mundial de Móviles (MWC) en Barcelona (noreste de España).

Estos teléfonos, llamados con sorna «ladrillos» por su tamaño, tienen teclado físico, y aunque carecen de aplicaciones como los modernos móviles, permiten enviar y recibir mensajes de texto y de voz.

Siguen siendo útiles para los operadores telefónicos para «relanzar o acelerar la penetración de los móviles», ya que son relativamente económicos, indicó Julien Miniconi, experto en telecomunicaciones de la consultora Wavestone.

«Tiene sentido especialmente en países donde la red no es muy buena», agregó.

El mercado de los móviles básicos sigue siendo significativo. Unos 400 millones de aparatos fueron vendidos a nivel mundial el año pasado, según la consultora Gartner.

Una cifra inferior a los 1.500 millones de móviles inteligentes adquiridos en 2016.

De allí que Nokia decidiera relanzar su popular 3310, sacado del mercado en 2005.