Brote de garrapatas tiene a los habitantes de la calle Los Tubos, en el sector La Pirámide de Guanta preocupados por el bienestar de su salud, ya que temen enfermarse con la bacteria que produce la picadura del parásito.

La residente, Yurelis Mercado, afirmó que durante varías ocasiones en el día tiene que sacudir sus cama debido a que la encuentra totalmente minada.

“En las tarde es peor, porque se multiplican y las encuentro por todos lados. Tengo que limpiar la casa hasta dos veces por día y nada, no se van y escalan las paredes”, comentó. Por otro lado, debido a la falta del suministro de agua potable, que asegura solo llega una vez a la semana, si tienen suerte, hace que el problema se agrave.

“Todos los días hay que bajar con tobos para agarrar agua en el tanque, y eso es agotador, desde que tengo memoria es así. A veces mandan cisternas gratis de la alcaldía, pero tampoco es regular, solo cuando se acuerdan”, agregó la lugareña.

Aseo urbano
El servicio de aseo urbano brilla por su ausencia, ya que el mismo, no transita por la calle, y los vecinos deben bajarla para depositarla en un lugar donde se la puedan llevar, y aún así pasan meses antes de que la recojan, por lo que los perros de la calle e indigentes la esparcen por todos lados.

“Eso es de vez en cuando, no pasan nunca, y eso se queda allí hasta por meses, los perros comen y todo. Necesitamos que pasen siempre porque vivir entre basura es horrible”,  exigió el habitante, Yeferson Rodríguez.  También, denuncia la proliferación de enfermedades de la piel y de dengue debido a la cantidad de mosquito que hay en la zona, por la alta maleza acumulada en los terrenos que se encuentran solos y con los desperdicios en la calle. «Todos los niños que viven por aquí se han enfermado con llagas y no pueden dormir en las noches con la picazón, pero sabemos que eso no le importa a nadie, solo a la familia que la que los atiende y ven como sufren los pobres por eso».

Otras carencias
“Tengo 22 años, y desde que sé la calle siempre ha sido así, algunas partes están buenas y otras no, pero lo que sí es que  el asfalto no ha recibido la pobre”, fue la queja de uno de los lugareños, Wilson Carrillo, quien precisó que para poder trasladarse debe caminar por media hora, ya que el transporte público no pasa por lo deteriorada que está la vialidad del sector.

Aunado a esto,  mencionó que el alumbrado público tiene más de tres meses dañado, y que por esta razón las calles quedan inmersas en una total oscuridad durante las noches, dejando como resultado, el peligro para los vecinos. «Los malandros también son terribles por aquí, no perdonan a nadie, nisiquiera si uno vive por la zona y nos conocen de toda la vida, eso les da más ánimos para hacerlo. Digamos que es porque hay confianza».

Rosmary Aguirre G.