Voy a tratar de recordar todas y me disculpo si me falta alguna, pero la oposición Venezolana desde el año 2002 en los intentos de ganar, superar, tumbar, y/o desplazar al Gobierno ha fracaso en contadas ocasiones cuando asume caminos de corto plazo y de intento de cambio inmediato. Desde el Golpe de Estado del año 2002, dejando de asistir a las elecciones parlamentarias del 2005, convocando a la Salida en febrero de 2014, impulsando el Referéndum con aquellos “desafíos” institucionales y la última iniciativa – y más ocurrente por demás- la del Abandono del cargo, los resultados resultan poco satisfactorios.

Luego de casi dos décadas del ejercicio del poder difícilmente alguien querría abandonarlo y/o entregarlo sin conocer garantías futuras que le permitan su desenvolvimiento y posible competitividad.

Esto es una realidad. Si es cierto que se dará la convocatoria a un proceso de elecciones regionales como resultado de las movilizaciones recientes, éste debe ser bien explicado al País. Sin dejar de lado que es un resultado insuficiente e insatisfactorio para buena parte de los movilizados, no deja de serlo desde la perspectiva del proceso gradual de cambio que aparentemente en el País se avecina.

No es poca cosa. Hay varios efectos – que explican además- la demora de su convocatoria. El primero de ellos, es que supone una reorganización política a lo interno del Chavismo. Este punto es clave, porque además resulta que en ese proceso interno el liderazgo militar es el que resulta más trastocado. El segundo, es que tales elecciones sentarán las bases de quienes serán realmente los liderazgos sobre los cuales el Chavismo tendrá el reto de fortalecerse. Eso debería saberlo su dirigencia, lo que hace más competitivo a lo interno esa disputa en los Estados con mayor posibilidad. Y por último, representará una derrota en la alta dirigencia del Chavismo dada las perspectivas de los resultados de esa elección.

Todo ello hace que esta convocatoria a elecciones regionales eleve significativamente las tensiones internas del Chavismo al trastocar al sector militar, golpear hondamente la alta dirigencia del PSUV y crear un escenario interno de competencia con pocas ofertas políticas.

Pero el efecto que a mi más me gusta, es que con las elecciones regionales el país comienza una nueva realidad política donde la fortaleza de unos pocos obrará en alianzas impensables en el corto plazo abriendo un nuevo ciclo de competencia por el Poder.

 

Nelson Villavicencio.