Dos grietas están convergiendo sobre la plataforma de hielo Brunt, en la costa norte de la Antártida, hecho que podría originar un iceberg cuya superficie total es de más de 1.000 kilómetros, el doble de grande que toda la ciudad de Nueva York, según advirtió la NASA.

La agencia espacial aseguró en un comunicado que el bloque de hielo se desprenderá por una grieta que apareció en octubre de 2016 y que no ha dejado de hacerse más larga y profunda en los últimos tres años, a razón de más de 4 kilómetros por año.

Aunque los científicos no especificaron el momento en que ocurrirá el desprendimiento, alertaron de que esta ruptura podría afectar al resto de la plataforma continental y, por tanto, a toda la infraestructura científica allí dispuesta. Crece la inquietud entre los expertos por los efectos del cambio climático.

Durante el anuncio, la NASA comparó una fotografía de esa zona, realizada desde el satélite Landsat, fechada en enero de 1986 con otra del 23 de enero de 2019 donde se aprecia una extensa grieta que cruza de oeste a este toda la parte que previsiblemente se desprenderá.

Cuando esta fisura se encuentre con otra que cruza el cabo de sur a norte, el territorio quedará convertido en un enorme iceberg cuya dirección es imprevisible, así como el efecto que causará en el resto de la superficie de esa zona antártica.

La segunda brecha ya existía y se mantuvo estable durante 35 años, indicó la NASA, pero su crecimiento se aceleró repentinamente. Aunque el iceberg que nacerá parece gigantesco, en realidad no lo es para los estándares antárticos, dijo la NASA, aunque afirmó que «aún será significativo».

«Puede que sea el iceberg más grande que se haya roto en la plataforma de hielo Brunt desde que comenzaron las observaciones en 1915», agregaron desde la agencia espacial en su sitio web.

«Los científicos estudian ahora si la pérdida provocará que la superficie cambie aún más y posiblemente se vuelva inestable o se rompa», añadieron.

Las crecientes grietas que fracturan la superficie de la Antártida vienen generado preocupaciones por los efectos del cambio climático y la seguridad para los científicos que trabajan en la plataforma, en particular los investigadores de la Estación Halley de la British Antarctic Survey.

Esta base, que es una de las principales para la investigación de la Tierra, la atmósfera y la ciencia espacial, generalmente funciona durante todo el año, pero se ha cerrado dos veces en los últimos años por cambios impredecibles en el hielo antártico.