¿Dónde ir a comer? ¿Qué película ver? ¿Cuándo tomar vacaciones? ¿Aceptar o no? Tal vez  te hagas estas y más preguntas mil veces, de forma muy regular. Ser indeciso también lo puede explicar la biología.

Hay dos regiones del cerebro que se encargan de la toma de decisiones. La corteza de cíngulo anterior y el estriado hacen una especie de cortocircuito cuando el número de opciones para elegir crece.

Un estudio reciente apunta a que incluso hay un número ideal de opciones que se pueden manejar: entre 8 y 15. La “sobrecarga de opciones” es algo muy real que ocurre a un ser humano se le presentan demasiadas opciones de dónde elegir.

Un ejemplo más claro ocurrió en el año 2000, cuando Suecia privatizó parcialmente su sistema de seguridad social. El Gobierno dio a sus ciudadanos cientos de opciones de fondos privados a considerar. 10 años más tarde, sólo el 1 % de los suecos habían concretado su decisión respecto a dónde debería ir el dinero de su retiro.

“Cuando pensamos en cuántas opciones deseamos, puede que no tengamos claro en la mente lo que representa la frustración que a veces conlleva tomar una decisión”, señaló el doctor Camerer, líder de la investigación.

Cuando se trata de tomar decisiones importantes, demasiadas opciones realmente pueden ser algo negativo. Si quieres evitar la indecisión, intenta limitar las opciones a un número razonable antes de empezar con el trabajo.

Para tomar una decisión, puedes haces pequeñas meditaciones, una caminata o incluso tomar una siesta. Todas son formas de digerir la información antes de pensar en decidir.

No te presiones. Tomate un descanso antes de tomar una decisión importante.